En tiempos donde el desecho es ley y el consumo moneda de intercambio, las obras de Luciana Rondolini brillan en esta dinámica. Ironía, contradicción y deterioro. Todo en el trabajo que esta novedosa artista presentó en el "Barrio Joven" de ArteBa en su edición 2012.
Hace unos dias, en la feria de arteBA, caminaba con los ojos bien abiertos, intentando absorver al máximo el caudal de imágenes presentes. Aposté al pabellón "Barrio Joven Chandón 2012" en busca de un artista puntual a destacar. Este sector, dedicado a creaciones frescas y emprendimienos diferentes, propuso alternativas al esquema tradicional de la exposición. Y eso era justamente lo que estaba buscando. El comité de selección del "Barrio Joven" (integrado por un artista local, un galerista brasilero y una curadora porteña), eligió 17 espacios / galerías para exponer el trabajo de más de 75 artistas latinoamericanos.
Allí estaban los que muestran arte en Buenos Aires, Santa Fe, Salta, Tucumán, Nueva York, San Pablo y Santiago de Chile.
Si bien muchos trabajos llamaban la atención, el elegido, el elegido por mí, es el que hizo Luciana Rondolini. Es elegido para hoy. Quién sabe si para otra semana eligiría lo mismo.
Dibujos en lápiz que conjugan forma y contenido bañados en ironía y paradoja, para que el deterioro y el consumo se conviertan en los protagonistas absolutos de estas creaciones.
"Todo signo de senilidad o descomposición, olor y color, es síntoma de decadencia. Me resulta interesante confrontar al espectador con la experiencia de este proceso de transformación de la materia. Busco generar esa contradicción que surge cuando la atracción y la repulsión aparecen en igual medida".
Y así, Luciana me zambulle en su universo de consumo. Y me explica que su interés radica en el análisis del valor que se le otorga a los objetos y las personas. El cual se encuentra determinado por los hábitos de conducta de esta sociedad cada día más propensa a la vorágine del desecho. Relaciones descartables y momentos desdeñados. Una especie de compulsión acumulativa que enaltece para luego dejar en el olvido. Estos dibujos de grafito sobre papel son parte de una serie que va acompañada por frutas (como símbolo de material perecedero) que simulan ser joyas hechas con diamantes y que a lo largo de la muestra van pudriéndose. Y esas mismas frutas funcionan como pintura al adherirse al papel.
Si bien para mantener estos objetos hacen falta cantidades industriales de desinfectante en aerosol, algo me dice que los dibujos de Luciana no tienen ninguna intención de quedar en el olvido. Ese desecho en el cual centra su obra, no será el destino elegido para esta artista. Como si la paradoja fuera ella antes que su arte.